POESÍA Y PINTURA
(INTERFERENCIAS Y RELACIONES)
La pintura es poesía; siempre se escribe
en verso con rimas plásticas.
Pablo Picasso
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes
plateados
reflejases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas
dibujados!
San Juan de la Cruz
Desde el origen de la civilización más antigua, el hombre se ha
interesado por la problemática de entablar una relación de parentesco
entre las artes, las mutuas influencias, interferencias y relaciones
comparativas, por ejemplo entre los colores utilizados en las pinturas y
los sonidos de las palabras; la musicalidad y el ritmo propio de un
poema y su paralelismo con un cuadro. Las afinidades entre determinados
poetas y pintores. Cuadros que “nacen” (y no sólo ilustran) de un poema;
poemas que son el resultado de un fuerte estímulo a la imaginación a
partir de una pintura.
En principio, la poesía y la pintura son dos expresiones, quizás
–junto con la música- las más consustanciales con la naturaleza humana.
Su relación desde tiempos remotos, fue de complementariedad y
fraternidad, más que de confrontación o conflicto (como sí ocurrió con
la aparición del cine en 1895, entre éste y las demás artes). La
relación entre la pintura y la poesía fue y es una relación más bien
horizontal (democrática), que vertical (jerárquica). En la posibilidad
(junto a los límites) por establecer una “homología” entre las dos
artes, hay una actitud de respeto que nunca se confundió con
obsecuencia. En suma una relación decididamente creativa. A tal punto,
que es muy difícil separar esta relación, como lo podemos comprobar por
ejemplo, en el caso del surrealismo. Al respecto, no es casual la
denominación
“pictopoemas”, empleada por el pintor-poeta Víctor Brauner (1903-1966), para ciertos “productos estéticos”.
Pero recordemos que, estas manifestaciones, tienen un nexo ya en los
albores de la creación: por ejemplo, el color –aún antes de ser pintura-
rodea la existencia del hombre; los objetos, la casa, los vestidos,
viven en una atmósfera coloreada a la que el hombre no podría renunciar.
Lo mismo ocurre con los sonidos y los primeros cantos poéticos. Por
otro lado, la Naturaleza, a la que el hombre procuró siempre más bien
emular que copiar, dominar y superar más bien que asimilar; es toda ella
exaltación de sonido y color.
A propósito, el crítico de arte Gillo Dorfles, refiere una antigua
leyenda china, según la cual los sonidos de las palabras y luego las
doce notas de la escala musical fueron sugeridas a un artista por dos
pájaros de variados colores. Esta simple anécdota, encierra todos los
elementos que conforman la base del arte primitivo:
color, las plumas de esos pájaros mágicos,
sonido, su canto poético, y la
naturaleza, que sugiere y estimula al hombre para la creación artística.
Como podemos ver, en estos primeros signos cargados de potencia
expresiva, ya hay algo de recíproco y de intercambiable, elementos
que “interfieren” en sus lenguajes y en sus respectivos medios
expresivos. Es decir ciertas
homologías estructurales: acuerdo.
Simetría. Conexión y concordancia de estructuras sin consideración a su
función. Semejanza que existe entre los compuestos que forman parte de
la estructura de distintos discursos. Umberto Eco utiliza el mismo
término para designar el procedimiento o método por el cual se
determinan equivalencias (analogías) entre fenómenos pertenecientes a
distintos órdenes, y que, sin embargo, pueden ser descriptos e
interpretados. Por ejemplo: los estudios en Historia del Arte realizados
por Panofsky sobre las homologías entre el modo de organizar los
elementos en la planta de una catedral gótica y la organización de los
electos de un tratado teológico. Pensemos también, en los estudios de
Lévi Strauss sobre homologías entre las estructuras de la familia y las
estructuras lingüísticas en determinadas civilizaciones, o en las
homologías de estructura entre ciertos minerales y los cristales de
nieve. Las homologías son en este sentido, “herramientas que permiten al
lector atento, hallar criterios operativos en el ámbito de un mismo
proceso cultural, para describir los diversos fenómenos y establecer sus
conexiones. Que no pasan por buscar
asimilaciones de orden mecánico, físico o fisiológico. Sino en promover
la indagación de los elementos constitutivos de las artes en su
naturaleza esencialmente expresiva, y en su cualidad formativa.
Por eso es más productivo hablar de ritmo y de espacio, de proporción
y de repertorio de imágenes, de perspectiva y punto de vista poético,
de tono y de timbre. No considerados sólo en su aspecto materialista y
científico, sino en su aspecto morfológico y creativo. El análisis de
los parentescos aparentes o efectivos entre poesía y pintura, desde este
enfoque integrador, debería ser útil para mejorar el conocimiento de
cada arte en particular.
El poeta Goethe (que también escribió una curiosa teoría del color) tenía razón cuando nos advertía:
Color
y sonido no se dejan comparar entre sí de ninguna manera; pero es
posible reducir a ambos a una fórmula más alta…Como dos ríos que nacen
de un mismo monte pero que, en condiciones completamente distintas,
corren por dos comarcas…así son sonido y color”. Así son poesía y pintura.
De un carácter distinto son las homologías que Kandisnsky ha hecho
entre música y pintura a propósito del componente temporal ínsito, según
él, en la línea. Con lo que, en un cierto sentido, también se justifica
la analogía por él observada entre los distintos instrumentos y las
distintas proyecciones lineales. La continuidad o la discontinuidad del
sonido tienen, en la expresión gráfica del punto y de la línea, un
equivalente muy eficaz. Como lo podemos observar en la poesía concreta,
en el núcleo de la poesía brasileña agrupados en la revista
Noigandres (1958), donde los poetas Augusto y Haroldo de Campos firmaron el manifiesto
Plano-piloto para la poesía concreta, o más explícitamente en los “
calligrammes” de Apollinaire, el
Horizonte Cuadrado de Vicente Huidobro, el
Quelques –uns des mots de Paul Éluard, los desconocidos poemas simultáneos y visuales de Herbert, la serie de losanges de
Vision and Prayer de Dylan Thomas , o el paradigmático poema precursor
Un Coup de Dés de Mallarmé.
Ahora bien, y volviendo al ya citado Gillo Dorfles: podemos hablar, a
lo sumo, de las imágenes cromáticas que despierta en nosotros una
palabra, un sonido, un grupo de metáforas; y viceversa, de imágenes
sonoras que vienen a impactar nuestro oído frente a una pintura. No se
trata nunca de atribuir a un sentido lo que pertenece a otro. Porque eso
significaría reducir a pura sensorialidad “fisiológica” lo que es, en
cambio, un acto complejo del pensamiento, en el que intervienen
cualidades de sensaciones tan complejas que no se limitan a ser sólo de
naturaleza material.
Sin embargo, no es posible prescindir, en el cruce entre pintura y
poesía, de un elemento importante y que constituye el “primer
movimiento” de la obra pictórica: la urgencia por transmitir, con el
dibujo, la mancha, el color, las palabras y los sonidos, una imagen, ya
sea del “mundo externo” o del “mundo interior” del artista, cargada
siempre de un significado implícito o explícito, semántico o simbólico.
En este sentido, es muy interesante la aclaración que nos hace Gilles
Deleuze a propósito del pintor Francis Bacon, y que podemos hacer
extensivo al tema que nos preocupa,
pintura-pintor-cuadro/poesía-poeta-poema: “
es un error creer que el
pintor está ante una superficie blanca... El pintor tiene muchas cosas
en la cabeza, o a su alrededor, o en el taller. Ahora bien, todo eso que
tiene en la cabeza o a su alrededor está ya en el lienzo, más o menos
virtualmente, más o menos actualmente, antes de que comience su trabajo.
Todo ello está presente en el lienzo antes de que comience su trabajo.
Todo ello está presente en el lienzo, en calidad de imágenes, actuales,
pasadas o virtuales. De manera que el pintor no tiene que rellenar una
superficie blanca, antes bien, tendría que vaciar, limpiar. No pinta,
pues, para reproducir en el lienzo un objeto que funcionara como modelo,
pinta sobre imágenes que están ya ahí, para producir un lienzo cuyo
funcionamiento va a invertir las relaciones del modelo y de la copia. En
pocas palabras, es preciso definir todos esos “datos” que están en el
lienzo antes de que comience el trabajo del pintor. Y entre esos datos,
definir los que son un obstáculo, los que son una ayuda, o incluso los
efectos de un trabajo preparatorio”.
El poeta y crítico de arte Ives Bonnefoy, en su ensayo
Pintura, Poesía: vértigo, paz, complementa la cuestión planteada por Deleuze:
“Escribir,
aunque no sea nada más que una palabra: y, en ese mismo instante, una
lengua está ahí, y se agita afanosa, y con ella todas las ambigüedades,
los espejismos-todo el pasado- del lenguaje. Para el poeta nunca existe
lo inmediato…En cuanto a pretender crear en las palabras su densidad
infinita, o su puro vacío, sólo puede ser un deseo, insensato desde que
aparece, la poesía que vive gracias a él tiene que ir apartando según va
pasando las páginas”.
Los textos seleccionados que componen esta “pequeña e incompleta
muestra poética” (confeccionar una antología completa sobre la relación
entre pintura y poesía sería casi imposible), son ejemplos
significativos del intento por cristalizar la aproximación y el
intercambio entre ambas manifestaciones artísticas. Poemas
ekfrásticos, donde
tanto el poeta como el lector, tienen que enfrentarse con el “nombrar” y
“romper” simultáneamente los límites artísticos de ambos discursos.
La
ékfrasis entendida como la
transformación de un arte visual en otra forma verbal, causando así una
confrontación única entre el tiempo y el espacio, entre la palabra y la
visión, dentro de una sola experiencia sensorial. “Poemas
intertextuales”, que intentan reconciliar un medio artístico con otro.
Los poetas seleccionados intentan poner en yuxtaposición dos códigos
distintos que aparentemente son irreconciliables. Los poetas reconocen
lo pictórico de su obra y el código del otro artista cuya obra se
refleja en el texto poético. De esta forma, al acercarse y separarse del
pintor, del cuadro precursor, el poeta y el poema alcanzan su
originalidad propia.
Para finalizar, me gustaría adicionar a este artículo, una anécdota
muy ilustrativa sobre la riqueza que nos puede proporcionar este
acercamiento y complementariedad entre la pintura y la poesía.
La misma es referida por Ernesto Schoo, en su libro
Pasiones Recobradas.”
Henry James tuvo sus ínfulas de crítico de pintura, aunque rara vez
alude a ella en sus relatos. Todo lo contrario de Proust: alguien se
encargó de comprobar que en su obra En busca del tiempo perdido se cita a 250 pintores reales y a varios ficticios. No sólo eso. Toda la arquitectura imponente de la Recherche
se sostiene, además de la famosa magdalena ensopada en una tisana, en
un diminuto fragmento pictórico, el petit pan de mur jaune, el pedacito
de pared amarilla, contemplado por el autor y por su personaje, el
novelista Bergotte, en un cuadro del holandés Vermeer, la Vista de Delft,
habitualmente exhibido en el museo Mauristshuis de la Haya. Está a la
derecha del espectador; un techo amarillo situado a la izquierda de la
entrada de la ciudad, guardada por dos torres, e iluminado por un rayo
de sol que se abre camino entre las nubes eternamente tendidas sobre
Holanda. Proust lo vio por primera vez en La Haya, en octubre de 1902,
en compañía de Bertrand de Fénelon. En mayo de 1921 volvió a verlo, esta
vez en París, cuando se hizo en el Jeu de Paume una exposición de
maestros holandeses. Sufrió entonces un vahído. Jean Louis Vaudoyer, que
lo acompañaba, debió conducirlo del brazo ante el cuadro. Fue la última
salida de Proust, recluido desde entonces en su dormitorio para
terminar En busca…y su vida. Simbólicamente, hace morir a uno de sus personajes, el novelista Bergotte, frente a la Vista de Delft. ¿Qué
veía Marcel en ese mínimo trozo de pintura amarilla? La respuesta la da
él mismo, simple y aterradora: la felicidad, ese instante de atención
perfecta, tan similar al orgasmo, y que tan sólo el arte puede dispensar
a quienes hacen de él una mística.
Fuente: Topia -Un sitio de psicoanálisis, sociedad y cultura-
Revista Nº 73 - Buenos Aires, Argentina
http://www.topia.com.ar/