19/12/17

¿Para qué sirve el pensamiento en los tiempos que corren?



MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN [mediaisla] Pensar un mundo sin pensamiento y una humanidad sin metas, sin razones, perdido en el mundo de lo relativo es, a mi manera de ver, el gran suicidio del sabio. Y solo en la permanencia del saber y en su fortaleza le damos sentido a la existencia.
 
Si esta pregunta la hiciéramos tomando como horizonte el escenario griego, que es el del origen del pensar en Occidente, tal vez el ejemplo de la muerte de Sócrates al tomar la cicuta provoque la opinión de que el pensamiento no tiene un gran valor porque el gran sabio griego terminó anulando su vida. Pero visto desde otra perspectiva, la imagen de Sócrates al tomar el veneno, o la de Séneca al cortar sus venas en el baño, tenga mucho que decirnos sobre la pertinencia de la epísteme en la actualidad cuando vida y saber van por rutas paralelas.

Todo lector del mundo heleno sabe que los filósofos buscaron un saber que les permitiera gobernar la polis. Un saber que para ellos estaba en el logos, en las gentes, en la tradición. También sabemos que no podemos leer a Dante sin pensar en las tareas de forjar una cierta unidad lingüística en Italia y ni entender a Maquiavelo sin valorar su intento de encontrar la unidad de la segmentada Italia de su época. Ni podríamos, por último, aquilatar la suprema obra de Hegel sin entender su intento de darle un cierto sentido a la lucha de la burguesía alemana.

Toda obra de pensamiento, aquella que ha construido un sistema fundamental y de la que podemos dar cuenta hoy, no deja de estar ligada a los afanes del hombre y sus firmes convicciones de cambios y regeneración. Y esos propósitos no están alejado de aquello que Michel Foucault llamó el poder, y a lo que Roland Barthes llama de forma inteligentísima los poderes. Pero el saber no tuviera pertinencia si no fuera contrastado por distintas voces y perspectivas. Sin embargo, el hecho de que hoy nos preguntemos, ¿qué importancia tiene el pensar y la creación de conocimiento? Está fundamentado en que la congruencia de esta pregunta reside, a mi manera de ver, en el truco que plantea el relativismo que vivimos como actualidad.

Los sofistas, que asediaron el saber socrático, y los cínicos que relativizaron los discursos de su época, no dejaron de pertenecer al “poder bueno o malo”; tampoco dejaron de impulsar el desarrollo de los saberes. Tal vez no fueron más que los viajeros incómodos del saber. Y los que plantean el relativismo y la idea de que todo esfuerzo humano por crear una obra crítica o epistemológica da lo mismo porque, en fin de cuenta, lo que existe es el poder o la voluntad de poder o que los juicios todos se cancelan porque sólo hay juicio y cada quien tiene derecho a tener el suyo, como postulan ciertos pretendidos posmodernos luego de deambular la ciudad en noche de luna llena. (...)


MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN (Higüey, República Dominicana). Departamento de Estudios Hispánicos de la UPR Cayey, es autor de Ensayos sobre literatura puertorriqueña y dominicana (2004), Entrecruzamiento de la historia y la literatura en la generación del setenta (2009), Las palabras sublevadas (2011) y Los letrados y la nación dominicana (2013), entre otros.
  
[mediaIsla] mediaIsla 0005 – Año XI
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